13 de julio del año 1001. El mundo no se acabó, pero el suyo, tal vez sí. 

Ambientada en el mágico y convulso año 1001, en la ciudad de Carcassonne, donde la historia, la música y el sueño se entrelazan.

Aurel, un joven bardo que alguna vez profetizó el fin del mundo para el año 1000, lucha ahora con el vacío que deja un apocalipsis que no ocurrió. Es invitado a actuar en la gran fiesta del 13 de julio, donde artistas, nobles y gentes del pueblo celebran que el mundo sigue girando.

Ese día, Aurel ve bailar a una mujer que parece salida de sus sueños: una bailarina cubierta de flores.

Todo en un solo día. Todo como si nunca fuera a repetirse.

Esta novela es una reflexión sobre lo fugaz, lo que no se alcanza y sobre cómo un instante puede marcar una vida entera.